Los sentidos y el conocimiento de la realidad
“Puedes ver que el órgano de la visión es más claro, espiritual y de mayor artificio que el de los otros sentidos. Los ojos no se parecen a las otras partes del cuerpo; no son de carne, sino brillantes, diáfanos y espirituales; parecen estrellas y aventajan en hermosura a las demás partes del cuerpo. Conocerás su artificio en la composición de sus siete humedades o tegumentos, más admirable que la de ningún otro miembro u órgano. El objetivo de la vista es todo el mundo físico, tanto el celeste como el inferior, mientras que los demás sentidos sólo pueden apreciar imperfectamente parte del mundo inferior.El medio de los otros sentidos es o carne, como en el tacto, o vapor, en el olfato, o humedad, para el gusto, o aire que se mueve, en el oído. Pero el medio de la vista es el brillo espiritual diáfano, es decir, sire iluminado por la luz celestial, la cual supera en belleza a todas las demás partes del mundo, de igual modo que el ojo es más excelente que las otras partes del cuerpo animal.”
León Hebreo (Lisboa, 1460-1521) Diálogos de amor, 3.3.2.1 |
La belleza del gesto y el amor por la mirada
A doña María de Mendoza
Yo diría de vos tan altamente que el mundo viese en vos lo que yo veo, si tal fuese el decir cual el deseo. Mas si fuera del más hermoso cielo, acá en la mortal gente, entre las bellas y preciadas cosas, no hallo alguna que os semeje un pelo, sin culpa queda aquel que no os atreve. El blanco, el cristal, el oro y rosas, los rubís, y las perlas, y la nieve, delante vuestro gesto comparadas, son ante cosas vivas, las pintadas. Ante vos las estrellas, como delante el sol, son menos bellas. El sol es más lustroso, mas a mi parescer no es tan hermoso. ¡Qué puedo, pues, decir, si cuanto veo, todo ante vos es feo! Mudaos el nombre, pues, señora mía: vos os llamad beldad, beldad María. Gutierre de Cetina (Sevilla, 1520-Mexico, 1557) |
“...la belleza es una cierta gracia, vivaz y espiritual, infundida por el rayo de Dios que ilumina, primero en el ángel, después en las almas de los hombres, en las figuras, en los sonidos y en los cuerpos, que mueve y deleita nuestros espíritus por medio de la razón y de la vista y del oído, y al deleitarlos los rapta, y al raptarlos los inflama de un amor ardiente.”
Marsilio Ficino (Florencia, 1433-1499) De Amore, V.VI “Te evidencio que la divinidad reside en el amado y no en el amante, porque el amado es hermoso en acto como Dios, mientras que el amante que lo desea sólo es hermoso en potencia, y, aunque se hace divino mediante ese deseo, sin embargo no es Dios como el amado. Puedes observar además que, en el pensamiento del amante, el amado es venerado, contemplado y adorado como un verdadero dios, y la belleza de éste es considerada divina por el amante, de suerte que ninguna otra se le puede comparar.
Leon Hebreo Dialogos de amor III 4.2. y 5 “El amante es más excelente cuanto mayor es la belleza que ama, porque las cosas extremadamente hermosas mucho embellecen a quienes las aman.”
Marsilio Ficino, De amore II, 6 |
El gesto esculpido como imagen en el amante y la escritura del amor
Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo vos sola lo escribisteis; yo lo leo tan solo, que aun de vos me guardo en esto. En esto estoy y estaré siempre puesto, que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo, de tanto bien lo que no entiendo creo, tomando ya la fe por presupuesto. Yo no nací sino para quereros; mi alma os ha cortado a su medida; por hábito del alma misma os quiero. Cuanto tengo confieso yo deberos; por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir y por vos muero. Garcilaso de la Vega Soneto V “...el amor es una muerte voluntaria. En la medida en que es muerte, es una cosa amarga. En la medida en que es voluntaria, es dulce. Muere, entonces, cualquiera que ama. Pues su pensamiento, olvidándose de sí, se vuelca en el amado.
Marsilio Ficino De amore II, VIII |
“...¿qué es entonces la belleza del cuerpo? Es un cierto gesto, vivacidad y gracia, que resplandece en él por el influjo de su idea.”
Marsilio Ficino De Amore (V, VI) “...si tu espléndida hermosura no me hubiese entrado por los ojos, no habría podido lacerar tanto como lo hizo los sentidos y la fantasía; y si no hubiese penetrado hasta el corazón, no habría tomado mi mente por eterna morada (como lo hizo), llenándola con la escultura de tu imagen. Los rayos del sol no atraviesan con tanta facilidad los cuerpos celestes o los elementos que están por debajo de ellos hasta la tierra, como hizo en mí la efigie de tu hermosura, hasta situarse en el centro del corazón y en el corazón de la mente.”
León Hebreo Diáogos de amor III.1 |
ACTIVIDAD |
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Los efectos del amor
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso; huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor süave, olvidar el provecho, amar el daño; creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño; esto es amor, quien lo probó lo sabe. Lope de Vega |
“...cuando [el alma] ve un rostro de forma divina, o entrevé, en el cuerpo, una idea que imita bien a la belleza, se estremece primero, y le sobreviene algo de los temores de antaño y, después, lo venera, al mirarlo, como a un dios, y si no tuviera miedo de parecer muy enloquecido, ofrecería a su amado sacrficios como si fuera la imagen de un dios.”
Platón Fedro, 251a [los enamorados] “...reciben en sí la imagen de la hermosura y la forman con mil ornamentos y primores de diversas maneras; y con esto el alma por una parte se deleita y por otra se espanta con una cierta maravilla; y en mitad de este espanto se goza y, casi atónita, siente juntamente con el placer aquel temor y acatamiento que a las cosas sagradas suele tenerse y parécele que es aquello puramente su paraíso” Baltasar de Castiglione El Cortesano III 66 |
ACTIVIDAD |
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El anti-idealismo. Del eros a la erótica: de amor, sexo, tacto y burlas.
¡Oh, pulga esquiva, fiera y porfiada,
enemiga de damas delicadas, tú que puedes saltar cuando te agrada, quién tuviese palabras tan limadas bastantes a decir de tus maldades, fierezas memorables, señaladas! [...] Dime, falsa, cruel, llena de engaño, cómo osas tú llegar a aquel hermoso cuerpo de mi señora, a hacer daño? Mientra el sueño le da dulce reposo, presuntuosa, tú le estás mordiendo, o vas por do pensallo apenas oso. ¡Qué libremente vas gozando y viendo aquellos bellos miembros delicados, y po do nadie fue, vas discurriendo! La cuitada se tuerce a tus bocados; mas tú, que vas sin calzas y sin bragas, entras do no entrarán los más osados. [...] Yo querría pulga ser, pero con esto, que me torne a mi ser cuando quisiere. [...] Lo primero sería luego asconderme debajo de sus ropas, y en tal parte, que me sintiese y no pudiese haberme. Allí me estaría quedo, y con gran arte miraría aquel cuerpo delicado, que de rosas y nieve se reparte. ¡Qué falso estaría yo disimulado, gozando, ora del cuello, ora del pecho, andando sin temor por lo vedado! Diego Hurtado de Mendoza (1503-1575) Elegía de la pulga |